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lunes, 30 de septiembre de 2013

MIRANDO EL PRECIPICIO

Marta está agotada. No tiene ánimo, ni ganas de hablar y en medio de la conversación, llora. Hace 5 años su vida era normal. Divorciada y con un hijo de 20 años estudiando Derecho, no les sobraba nada pero no les faltaba. Todo cambió cuando cerraron la fábrica textil, de un día para otro y todos fueron a la calle. Llevaba más de 27 años trabajando en ella y no conocía otro trabajo ni otras compañeras/os. El poder cobrar el paro le suponía un respiro por dos años, pero en este tiempo murió su madre de un infarto y tuvo que hacerse cargo del cuidado de su padre el Sr. Miguel, hombre alegre muy sociable y de grata conversación, hasta que un día se quedó postrado en la cama, pasando a ser Gran Dependiente.

Un Gran Dependiente necesita atención las 24 horas del día, por la noche también hay que estar atentos en su descanso. Marta es su cuidadora y no recibe ninguna prestación por ello, le han ofrecido 25 horas semanales de SAD, pero debe pagar una parte de ese servicio (los famosos copagos) y no puede. Sola y cada vez con menos vida social y viendo que dependen  los tres de la pensión de su padre, pues su hijo Daniel hace dos años que sigue buscando trabajo y nada. Nada. Ha pensado en irse, pero no quiere dejar  a su madre sola ante esta situación. Tres vidas atrapadas.

Ayer día 29 festividad de San Miguel, hablamos, hacía mucho tiempo que no lo hacíamos. Su silencio roza el aislamiento y sus palabras la soledad. Una frase que me impactó mucho es que su padre repite con frecuencia que "no me puedo morir, ¿qué será de vosotros si me muero?". Cuánta angustia para una persona dependiente, sabiendo que es el sostén económico de su familia. Triste final para una vida llena de trabajo y sacrificios con 84 años. El Sr. Miguel ha vivió mucho y ahora se merece un poco de paz. Paz que no tiene. Piensa en su hija de 56  años, sin trabajo y sin poder buscarlo por ser su cuidadora y en su nieto Daniel de 25 sin futuro, dependen de su pensión que no alcanza los 900 euros.

Solo es una historia real, de una familia que sufre en sus tres vidas los tres problemas más graves que ha dejado "la crisis".

La Dependencia y su atención a los cuidadores en entorno familiar.

El buscar trabajo más halla de los 50 años

El paro entre los más jóvenes y algunos de ellos Licenciados.

Marta lo expresa muy bien cuando dice: "cada día, cuando me levanto, me asomo al precipicio que se ha convertido mi vida, y me alejo de él". Muchas familias deben sentir lo mismo. Demasiadas. Para todos estos supervivientes silenciosos, va dedicada mi reflexión de hoy. Para que cuando nos digan que "ya hay brotes verdes" recordemos que Marta solo ve un precipicio.

"La soledad es un consuelo para un alma entristecida, que aborrece a los que la rodean igual que un ciervo herido abandona su rebaño, para refugiarse en una cueva en la que soñará o morirá". K.Gibran.

tumejordiaeshoy

 

Image courtesy of artur84 at FreeDigitalPhotos.net

3 comentarios:

  1. Cuantas Martas hay? demasiadas que cada mañana ven en el precipicio una tentación pero....huyen de ella;son valientes y siguen luchando.Hasta cuando? todo tiene un limite;y ya estamos cruzando franja roja.

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  2. Este es abismo que el Bobierno no quiere ver, Bobierno, como dice mi amigo Fermín.
    Estan resrultando ser unos genocidas, como dice mi amiga Luisa.
    Eva, seguiremos denunciando para que no se precipiten por el abismo...

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  3. Tu comentario de hoy me deja encogida el alma, es difícil imaginar historias tan tristes, por eso no hay más que mirar a nuestro alrededor y ver cómo está sufriendo la gente cada día.
    Vuelven a prometer para el próximo año la mejoría de nuestros problemas. Poco a poco saldremos, dicen, para ir ganando tiempo y que no les tiremos piedras. Pero ya es tarde, las vidas se han roto. No podemos permitir que esto siga pasando.
    No es una crisis, es una estafa.

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