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jueves, 21 de agosto de 2014

SOVALDI

Tiene un nombre sonoro, parece italiano y podría ser una marca de cualquier producto. Es mucho más serio. Es un fármaco para enfermos de hepatitis C, con un 95% de curación. Es muy caro. Pero nada es caro si se salvan vidas y en estos momentos en España hay 500 personas, en situación más grave, que su vida depende del acceso a Sovaldi.

La vida no debería tener precio, pero parece que si. Y no hay nada tan cruel como estar enfermo, saber que hay un medicamento y no poder acceder a el por su elevado precio que la administración se niega a pagarlo.

Con Mario he coincidido en varias Mareas Blancas y es un luchador. Hoy ha sido la voz, que se ha hecho escuchar en varios medios de comunicación, explicando cómo se vive en propias carnes el saber que puedes morir si nadie lo remedia. Su esperanza y la de muchos enfermos de hepatitis C se llama Sovaldi.

Cuando lees que pagamos el tabaco a la Guardia Real, y que la Ministra Fátima Bañez, se gastó 2,9 millones de euros, en obras y muebles  (entre otros gastos de la administración totalmente prescindibles), dinero que por otra parte es de todos nosotros, deberíamos exigir que todos los enfermos de hepatitis C, tengan acceso al Sovaldi,   porque su vida vale más que todo el tabaco que se puedan fumar y que cualquier mueble decorativo. Hablamos de VIDA.


Ánimo Mario, luchad sin descanso. Tenéis el apoyo de mucha gente. Sabemos que al final recibiréis el tratamiento, aunque os hayáis dejado mucho esfuerzo, lucha y energía en el empeño. Todo debería ser más fácil para quienes sufren de enfermedades graves y crónicas. Pero parece que es más fácil decorar un despacho. Para eso siempre hay dinero. ¡Con casi 3 millones de euros se salvan muchas vidas!.


tumejordiaeshoy





domingo, 17 de agosto de 2014

EL DOLOR DE LA MUERTE

Todas las muertes producen mucho dolor. Es la pérdida de un ser querido, y en ese momento empieza el proceso de duelo. Estamos rodeados de muerte. Muerte en Gaza, Siria, Ucrania, Afganistan, Irak... miles de inocentes mueren, porque el hombre sigue inmerso en guerras que solo producen dolor y sufrimiento. Ayer leía una noticia de un niño sirio de 4 años que sus últimas palabras antes de morir fueron: "Se lo contaré todo a Dios”. Cuanto horror debieron de ver sus ojos para tener que contárselo a Dios.

Si nada lo remedia, nos vemos abocados a una guerra que podría tener resultados catastróficos. Como bien dijo Einstein: "La cuarta guerra mundial, será con palos y piedras". En realidad, ¿alguien quiere eso?.

Nunca antes se habían vivido tantos conflictos, atroces todos, en diferentes puntos de nuestra agotada tierra. Mujeres, hombres y niños desplazados por millones, lejos de sus casas sus tierras. Muertos enterrados, sin nombres.

Inocentes, sin comida, agua, medicamentos. En tierra de nadie, campos de refugiados que ya no pueden atender a mas seres humanos que huyen del horror. Solo encuentran consuelo con la atención de personas, que dejan sus vidas a un lado y viajan, a ese infierno para poder paliar el sufrimiento y mitigar el proceso de morir. Morir sin medios, poco a poco, con heridas en el cuerpo y el alma. Morir preguntándose el porque, si ellos no iniciaron esas guerras. Nadie gana una guerra. Solo la pierden el número de muertos que se producen. Y así el ser humano va repitiendo su historia, incapaz de dejar a un lado en enfrentamiento bélico. Cada vez más sofisticado, para causar el mayor daño posible a los civiles.

Este es el panorama. Si nadie lo remedia, irá a peor. Los muertos ya descansan y quizás Dios ya sepa que sucede en la tierra, porque un niño sirio de cuatro años se lo habrá explicado bien.

Que nos pille preparados todo lo que nos queda por vivir. La vida cada día es un regalo. No olvidemos quienes mueren, antes de tiempo y por fuego "enemigo”. No les olvidemos. Tampoco a quienes les mataron.


“La guerra es el  arte de destruir a  los hombres, la política es el arte de engañarlos". Parménides de Elea.


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