Este invierno es duro. Lluvias,
frentes que nos llegan por el norte y frío. No solo aquí. En Estados Unidos
están viviendo un fenómeno llamado "vórtice polar" una masa de aire
que puede dejarte congelado en poco tiempo y cuyas sensaciones térmicas llegan
a -50 grados, han causado ya 11 muertos.
Me vino a la mente los inviernos
fríos cuando yo era una niña, tan fríos que muchos días suspendían las
clases por heladas. Y vivía en una ciudad. Por aquel entonces, todos los
vecinos se conocían y se ayudaban. Si alguien estaba enfermo, siempre había una
taza de caldo y un poco de comida para su familia. Eran tiempos para compartir.
Esta semana dos situaciones nos han
puesto en alerta. Un señor en Zaragoza que decidió ir a morir en una tubería y
una anciana llevaba dos años muerta, sin que nadie la echara de menos. Triste. ¿Nadie les echaba en falta?. ¿Tan invisibles eran para la sociedad?.
Si en momentos como los que vivimos,
no somos capaces de interesarnos por la situación de nuestros vecinos, estamos
perdiendo toda sensibilidad que da que una persona sea humana. El tiempo del
individualismo, toca su fin. Si queremos subsistir, debemos hacerlo juntos, con
empatía y solidaridad.
Esos edificios llenos de gente que
ni tan siquiera saben el nombre de quien tienen abajo se está acabando. Quizás
tu vecino necesite ayuda y no sea capaz de pedirla, porque no se lo enseñaron.
Es tiempo de preguntar simplemente si todo va bien. Así de sencillo. La
austeridad que nos piden, nos vuelve más sencillos.
Santos, vive con su perrita en
su furgoneta en Huesca y desde allí pide ayuda. Mejor dicho, otros piden
también ayuda para poder ayudarle. Y así podríamos contar miles de historias y
de vivencias personales que llegan al drama humano. Es tiempo de compartir. Una
taza de caldo siempre en invierno reconforta.
tumejordiaeshoy
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