Ana ha adelgazado 8 Kg., no duerme,
no come y su médico le ha recetado un ansiolítico. Hace 19 años montó una
tienda en una capital de provincia y hasta hoy, han vivido de ella su familia,
Ernesto y su hija de 11 años Ariadna. Todo iba bien, con su clientela fija y
sus dos empleadas. Tenía su piso ya libre de hipoteca y seguían una vida, como
muchos ciudadanos hace unos años sin sobresaltos. Llegaban las facturas de los productos,
el alquiler, los autónomos, el pagar de la Seguridad Social de las empleadas, la
luz. Todo se podía cubrir con las ventas y seguir viviendo. Esperar el mes de
vacaciones para poder ir a la playa, pues ella vive en León. Empezó "la
crisis".
Ella me comenta que al principio se notó muy poco en las
ventas, por qué la gente pensaba que era cuestión de unos tres años y
seguían comprando. Pero los dos últimos años, le han dado la puntilla a Ana.
Sin crédito, sin apenas ventas, decide hipotecar su piso, pensando
que podría aguantar, que era cuestión de tiempo y que sus clientes fijos volverían.
Me contaba que en una semana ha llegado a recaudar por ventas, 115 euros.
Mañana cierra. Un comercio familiar que se pierde, una familia que pierde todo
y que no sabe como empezar. Ella dice que de cero. ¿Pero que hay después del
cero?. Van a vivir con los padres de él, ya jubilados, su casa ya tiene fecha
de desahucio. El hogar que construyeron hace 20 años Ana y Ernesto. Ella es
consciente del daño de las grandes superficies, al pequeño comercio, pero sabe
que ahora tampoco están en su mejor momento, la gente no consume, no hay dinero
y quien lo tiene va a tiendas muy exclusivas, al alcance de unos pocos.
Ana siempre ha sido emprendedora,
pero advierte que no es momento de emprender nada.
Todos los días ha visto como antes que el suyo, han ido cerrado comercios. Ella ha estudiado informática y no se desanima. Ernesto lo tienes peor por su edad, ya nadie cuenta con él.
Todos los días ha visto como antes que el suyo, han ido cerrado comercios. Ella ha estudiado informática y no se desanima. Ernesto lo tienes peor por su edad, ya nadie cuenta con él.
Una historia de muchas. Te llaman
para compartir contigo ese nudo que da la angustia de la pérdida.
Solo necesitan ser escuchados y comprender como en solo dos años se han
llevado 19 de su vida y todo lo conseguido con su esfuerzo diario.
Espera encontrar "cualquier
cosa" (trabajo) pero sabe que no hay. Pero la ilusión y su hija le
renuevan esa esperanza.
Ana está a sus 45 años en la casilla
de salida de su vida.
Consumo responsable. Volvamos al
comercio de toda la vida. Y muchos podrán seguir abiertos.
Forman parte de la
vida de la ciudad. Y sus dueños tienen derecho a vivir.
"Para
poder seguir tengo que empezar todo de nuevo". L. Gieco
tumejordiaeshoy
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