Marta está agotada. No tiene ánimo,
ni ganas de hablar y en medio de la conversación, llora. Hace 5 años su vida era
normal. Divorciada y con un hijo de 20 años estudiando Derecho, no les sobraba
nada pero no les faltaba. Todo cambió cuando cerraron la fábrica textil, de un
día para otro y todos fueron a la calle. Llevaba más de 27 años trabajando en
ella y no conocía otro trabajo ni otras compañeras/os. El poder cobrar el paro le suponía un respiro por dos años, pero en este tiempo murió su madre de un
infarto y tuvo que hacerse cargo del cuidado de su padre el Sr. Miguel, hombre
alegre muy sociable y de grata conversación, hasta que un día se quedó
postrado en la cama, pasando a ser Gran Dependiente.
Un Gran Dependiente necesita
atención las 24 horas del día, por la noche también hay que estar atentos en su
descanso. Marta es su cuidadora y no recibe ninguna prestación por ello, le han
ofrecido 25 horas semanales de SAD, pero debe pagar una parte de ese servicio
(los famosos copagos) y no puede. Sola y cada vez con menos vida social y
viendo que dependen los tres de la pensión de su padre, pues su hijo
Daniel hace dos años que sigue buscando trabajo y nada. Nada. Ha pensado en irse,
pero no quiere dejar a su madre sola ante esta situación. Tres vidas
atrapadas.
Ayer día 29 festividad de San
Miguel, hablamos, hacía mucho tiempo que no lo hacíamos. Su silencio roza el aislamiento
y sus palabras la soledad. Una frase que me impactó mucho es que su padre repite
con frecuencia que "no me puedo morir, ¿qué será de vosotros si me
muero?". Cuánta angustia para una persona dependiente, sabiendo que es el
sostén económico de su familia. Triste final para una vida llena de trabajo y
sacrificios con 84 años. El Sr. Miguel ha vivió mucho y ahora se merece un poco
de paz. Paz que no tiene. Piensa en su hija de 56 años, sin trabajo y sin
poder buscarlo por ser su cuidadora y en su nieto Daniel de 25 sin futuro,
dependen de su pensión que no alcanza los 900 euros.
Solo es una historia real, de una
familia que sufre en sus tres vidas los tres problemas más graves que ha dejado
"la crisis".
La Dependencia y su atención a los
cuidadores en entorno familiar.
El buscar trabajo más halla de los
50 años
El paro entre los más jóvenes y
algunos de ellos Licenciados.
Marta lo expresa muy bien cuando
dice: "cada día, cuando me levanto, me asomo al precipicio que se ha
convertido mi vida, y me alejo de él". Muchas familias deben sentir lo
mismo. Demasiadas. Para todos estos supervivientes silenciosos, va dedicada mi
reflexión de hoy. Para que cuando nos digan que "ya hay brotes
verdes" recordemos que Marta solo ve un precipicio.
"La
soledad es un consuelo para un alma entristecida, que aborrece a los que la
rodean igual que un ciervo herido abandona su rebaño, para refugiarse en una
cueva en la que soñará o morirá". K.Gibran.
tumejordiaeshoy
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